Por ello, nos hacemos eco y reproducimos a continuación la nota publicada en la página de internet de la Hermandad de San Roque sobre la Cuaresma, el ayuno, la abstinencia y la oración:
Sección de NOTICIAS
Por: José Antonio Salas (Secretario Primero)
Hoy, MIÉRCOLES DE CENIZA, da comienzo oficialmente la CUARESMA, periodo del año litúrgico dedicado a la preparación de la fiesta de la Pascua de Resurrección.
Se trata de un tiempo dedicado a la conversión, en el que se nos invita a practicar el ayuno y la mortificación, así como a practicar la caridad y la oración.
En este día, de ayuno y abstinencia (al igual que el Viernes Santo), se realiza la imposición de la ceniza, que simboliza la caducidad de la condición humana, además de tener un carácter penitencial y de conversión.
El arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, hacía ayer martes un llamamiento para vivir la Cuaresma con ayuno, mortificación y fraternidad, porque "hay mucho dolor y sufrimiento, hambre, pobreza... hasta mi mesa llegan lo sollozos de los pobres". Nos invitó igualmente a vivir este tiempo previo a la Semana Santa adoptando "modos de comportamiento más austeros". Recalcó además que "para vivir se necesita muy poquito", y ser austeros es una "forma excelente de vivir la Cuaresma".
A los cofrades nos pide de una manera muy especial, seriedad y responsabilidad en este tiempo preparatorio de la Pasión, no quedándonos en lo superficial, y viviéndola de una manera honda, seria y profunda.
Con relación al ayuno y abstinencia comentado anteriormente, la Iglesia, en la pretensión de ser fiel al mandato del Señor, ha establecido tiempos y días de penitencia que incluyen el ayuno y la abstinencia. De esta forma, tenemos el canon 1249 y siguientes, que dicen lo siguiente:
Se trata de un tiempo dedicado a la conversión, en el que se nos invita a practicar el ayuno y la mortificación, así como a practicar la caridad y la oración.
En este día, de ayuno y abstinencia (al igual que el Viernes Santo), se realiza la imposición de la ceniza, que simboliza la caducidad de la condición humana, además de tener un carácter penitencial y de conversión.
El arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, hacía ayer martes un llamamiento para vivir la Cuaresma con ayuno, mortificación y fraternidad, porque "hay mucho dolor y sufrimiento, hambre, pobreza... hasta mi mesa llegan lo sollozos de los pobres". Nos invitó igualmente a vivir este tiempo previo a la Semana Santa adoptando "modos de comportamiento más austeros". Recalcó además que "para vivir se necesita muy poquito", y ser austeros es una "forma excelente de vivir la Cuaresma".
A los cofrades nos pide de una manera muy especial, seriedad y responsabilidad en este tiempo preparatorio de la Pasión, no quedándonos en lo superficial, y viviéndola de una manera honda, seria y profunda.
Con relación al ayuno y abstinencia comentado anteriormente, la Iglesia, en la pretensión de ser fiel al mandato del Señor, ha establecido tiempos y días de penitencia que incluyen el ayuno y la abstinencia. De esta forma, tenemos el canon 1249 y siguientes, que dicen lo siguiente:
Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia; sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia, a tenor de los cánones que siguen.
En la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma.
Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
La ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años; la del ayuno, a todos los mayores de edad, hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años. Cuiden sin embargo los pastores de almas y los padres de que también se formen en un auténtico espíritu de penitencia quienes, por no haber alcanzado la edad, no están obligados al ayuno o a la abstinencia.
La Conferencia Episcopal puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad.
En relación con lo anterior, la Conferencia Episcopal autorizó en 1986 mediante decreto, que la abstinencia de todos los viernes del año (excluida Cuaresma) fuera sustituida por otra práctica piadosa (lectura de la Sagrada Escritura, limosna, obras de caridad, obras de piedad o mortificaciones corporales). Los viernes de Cuaresma, sin embargo, se debe guardar la abstinencia de carne sin posibilidad de ser sustituida por otra práctica.
Sobre cómo practicar el ayuno (el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo), la norma dada por la Conferencia Episcopal española es la de hacer una sola comida al día, permitiéndose tomar algo de alimento a la mañana y a la noche.
No obstante, es habitual desde hace algunos años, mediante decreto del arzobispo de Sevilla, la dispensa del ayuno y la abstinencia el Viernes Santo, a los sevillanos que participen en la Semana Santa.
En cuanto al color litúrgico asociado a la Cuaresma, éste es el morado, vinculado al duelo, la penitencia y el sacrificio, a excepción del cuarto domingo que se usa el color rosa (por la cercanía de la Pascua) y el Domingo de Ramos, en el que se usa el color rojo (por la Pasión del Señor)
No hay comentarios:
Publicar un comentario